Viajero, nadie puede dudar de que la proximidad del ferrocarril alentó la instalación de fábricas en Guadiana.
El tramo Badajoz – Montijo – Mérida se inauguró en octubre de 1864.
Pero no fue hasta mediados del siglo XX, y tras la llegada de los primeros vecinos de la colonización, que se instalara la estación para dar servicio al pueblo y a los de la comarca.
Una vía, que, curiosamente, puede formar también parte del final, en aras del progreso, de algunos de estos proyectos que ahora recordamos.
Y es que nacieron las fábricas. De cáñamo y lino, y de piensos y, después, de tomates.
Y asistimos a la construcción de enormes instalaciones como la fascinante catedral de Extrasa, o la gigantesca de Merco Guadiana, la que antes parecía un asentamiento indio de chozas con las varas del cáñamo.
Sin olvidarnos de la antaño populosa fábrica de tomates del cruce, Cobasa y que tuvo un final tan abrupto.
Llegó el pueblo, llegó el agua, y el canal de Montijo, y su presa que repartía el riego y la vida, y el espectacular depósito, en forma de arca de agua, al que llaman El Puro, cuya imagen preside estas líneas.
Agradecimiento especial a José Andrés Gámez por la cesión de algunas imágenes relacionadas con la demolición del puente de la estación, así como la información facilitada.
Si te gusta, adéntrate en las naves operarias. A un golpe de clic.
AVISO A NAVEGANTES
Paisaje fabril pero también, por momentos, algo convulso. Y recuerda que si buscas implicaciones sociopolíticas, eso es para los historiadores y los señores de los libros. Si buscas sombras y luces, eso es para los escenógrafos. Si buscas bronca, este no es el sitio. Si te interesa lo que llaman Arqueología Industrial, sé bienvenido, porque esto no es otra cosa que una ruta para los viajeros curiosos.
El tramo Badajoz – Montijo – Mérida se inauguró en octubre de 1864.
Pero no fue hasta mediados del siglo XX, y tras la llegada de los primeros vecinos de la colonización, que se instalara la estación para dar servicio al pueblo y a los de la comarca.
Una vía, que, curiosamente, puede formar también parte del final, en aras del progreso, de algunos de estos proyectos que ahora recordamos.
Y es que nacieron las fábricas. De cáñamo y lino, y de piensos y, después, de tomates.
Y asistimos a la construcción de enormes instalaciones como la fascinante catedral de Extrasa, o la gigantesca de Merco Guadiana, la que antes parecía un asentamiento indio de chozas con las varas del cáñamo.
Sin olvidarnos de la antaño populosa fábrica de tomates del cruce, Cobasa y que tuvo un final tan abrupto.
Llegó el pueblo, llegó el agua, y el canal de Montijo, y su presa que repartía el riego y la vida, y el espectacular depósito, en forma de arca de agua, al que llaman El Puro, cuya imagen preside estas líneas.
Agradecimiento especial a José Andrés Gámez por la cesión de algunas imágenes relacionadas con la demolición del puente de la estación, así como la información facilitada.
Si te gusta, adéntrate en las naves operarias. A un golpe de clic.
AVISO A NAVEGANTES
Paisaje fabril pero también, por momentos, algo convulso. Y recuerda que si buscas implicaciones sociopolíticas, eso es para los historiadores y los señores de los libros. Si buscas sombras y luces, eso es para los escenógrafos. Si buscas bronca, este no es el sitio. Si te interesa lo que llaman Arqueología Industrial, sé bienvenido, porque esto no es otra cosa que una ruta para los viajeros curiosos.
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