Castillo de Montánchez
Estrategia. Geografía horizontal. El castillo de Montánchez es puerta de avistamientos, puesto de control, almena de defensa y alcazaba de las conspiraciones.
Pero también es el castillo de Montánchez una bandera que corona y acota el paisaje, porque se ve desde todas las ventanas y desde todos los caminos.
Su trazado tan irregular como juguetón introduce al viajero en los sueños del laberinto, en el juego del escondite, porque cuentan que desde la ermita que preside el patio de armas salían muchas noches, a escondidas, los bastardos de la raya, los comerciantes del lino y del aceite, y del café y de las rutas furtivas. Les esperaba Santa Lucía del Trampal, y les esperaba Jola y Marvâo, ese hermano de cabello encrespado como las almenas de Montánchez.
El viajero puede imaginarse a los dos castillos, el de Montánchez y el castelo de Marvâo como dos gemelos que se observan de punta a punta, aunque los dos saben que son hijos de las mismas montañas que emergen de este a oeste en el antiguo territorio lusitano, y que primero la llaman Sierra de Montánchez, luego Sierra Centinela, Sierra de San Pedro y Sâo Mamede.
Estrategia. Geografía horizontal. El castillo de Montánchez es puerta de avistamientos, puesto de control, almena de defensa y alcazaba de las conspiraciones.
Pero también es el castillo de Montánchez una bandera que corona y acota el paisaje, porque se ve desde todas las ventanas y desde todos los caminos.
Su trazado tan irregular como juguetón introduce al viajero en los sueños del laberinto, en el juego del escondite, porque cuentan que desde la ermita que preside el patio de armas salían muchas noches, a escondidas, los bastardos de la raya, los comerciantes del lino y del aceite, y del café y de las rutas furtivas. Les esperaba Santa Lucía del Trampal, y les esperaba Jola y Marvâo, ese hermano de cabello encrespado como las almenas de Montánchez.
El viajero puede imaginarse a los dos castillos, el de Montánchez y el castelo de Marvâo como dos gemelos que se observan de punta a punta, aunque los dos saben que son hijos de las mismas montañas que emergen de este a oeste en el antiguo territorio lusitano, y que primero la llaman Sierra de Montánchez, luego Sierra Centinela, Sierra de San Pedro y Sâo Mamede.