La Batalla de Montijo



Siempre hemos estado en guerra. Pero 1640 es la fecha desde la cual se sucede la devastación que no acabará hasta el siglo XIX. A este lado de la raya apenas hemos leído de la Guerra da Restauraçao. Lisboa logró la independencia y la victoria sobre el ejército español. Las consecuencias, como casi siempre, más tierra de nadie.

La Batalla de Montijo tuvo lugar entre ejércitos portugueses y españoles el 26 de mayo de 1644 en el transcurso de esa guerra que nunca hemos estudiado en los libros de historia.

Las crónicas no se ponen de acuerdo. Unas dicen que los vencedores hablaban portugués. Otras cuentan que tenían un fuerte acento levantino.

Hoy es un campo sembrado de parcelas y de acequias numeradas. Y de árboles frutales que parecen nubes de algodón ensortijadas en primavera. Si el viajero abandona la autovía a la altura de Lobón, atravesará el Guadiana, dejará en el flanco derecho las ruinas romanas de Torre Águila y se podrá sumergir en un microcosmos de canales. Es el agua que devolvió la vida a estas tierras. Que no se le escapen al viajero los dos hermosos palomares que están casi escondidos entre los maizales. Detrás de ellos podrá ver a algún soldado atrincherado esperando las órdenes de ataque de Matías de Alburquerque. Ha empezado a llover y el cielo oscuro nos trae una caravana de camiones y furgonetas que llegan al polígono industrial que está naciendo ante nuestros ojos.

Y así lo cuentan las crónicas:

La Batalla de Montijo tuvo lugar entre ejércitos portugueses y españoles el 26 de mayo de 1644 en el transcurso de la Guerra da Restauraçao.

El portugués Matias de Albuquerque, al mando de un ejército compuesto por seis mil hombres de infantería, mil cien de caballería y siete cañones junto con ciento cincuenta holandeses, cruzó la frontera hispano-portuguesa y sin encontrar ninguna fuerza que le hiciera frente, tomó la plaza de Montijo, en territorio español, sin dificultades.

El Marqués de Torrecusa, enterado de la incursión portuguesa, destacó un ejército de seis mil infantes y dos mil quinientos caballeros, cuyo mando confió al barón Mollingen. En el encuentro que ambas fuerzas mantuvieron, los españoles obligaron a retirarse a los portugueses con aproximadamente cuatro mil bajas, frente a las mil españolas.




A pesar de sus bajas, los portugueses consiguieron reorganizar parte de sus fuerzas y contraatacar, cogiendo por sorpresa a muchos españoles que estaban saqueando los despojos portugueses. Los portugueses salvaron algo de su equipaje y se retiraron.

Balance: El ejército portugués fue capaz de retirarse a Portugal sin problemas, perdiendo unos 3.786 hombres (fuente española). Los españoles perdieron unos 433 muertos y 375 heridos pero no persiguieron al ejército de Alburquerque. Montijo fue la única victoria española importante en una batalla campal en la Guerra da Restauraçao (1640 - 1668). Algunas crónicas hablan de victoria portuguesa pero los hechos son que Albuquerque consigue salvar su ejército y su artillería pero que los españoles se quedan dueños del campo de batalla.




FUENTE:
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