La Vara
Ahora La Vara se llena de novias. Así que no se te ocurra acercarte allí en días de sábado. Pero tienes que ir, aunque fuera lunes y las calles de Valdelacalzada estuvieran aún cerradas. Porque si existe el oasis, está aquí. Sus jardines son como una vuelta al mundo de la lírica. Dicen que sus árboles y parterres tienen raices afrancesadas, y que las tardes en sus prados son una invitación al spleen.
La casa bonita, que así la llamaron durante mucho tiempo, está escondida entre los regadíos como quien esconde un tesoro, y se descubre tras sus muros como quien descubre el amor adolescente.
Ahora La Vara se llena de novias. Así que no se te ocurra acercarte allí en días de sábado. Pero tienes que ir, aunque fuera lunes y las calles de Valdelacalzada estuvieran aún cerradas. Porque si existe el oasis, está aquí. Sus jardines son como una vuelta al mundo de la lírica. Dicen que sus árboles y parterres tienen raices afrancesadas, y que las tardes en sus prados son una invitación al spleen.
La casa bonita, que así la llamaron durante mucho tiempo, está escondida entre los regadíos como quien esconde un tesoro, y se descubre tras sus muros como quien descubre el amor adolescente.