

Hubo un tiempo en el que Valdesalor guardaba fotos de familias en los baños de su playa con sombra. Una playa de eucaliptos y encinares.
Y una incipiente Dolce Vita provinciana en el merendero.
Hoy cuentan que allí se refugian cientos, miles, de aves acuáticas, y dicen que a veces, puedes encontrarte ballenas varadas en las piedras dormidas.
Hoy no hay baños, el merendero dibuja un ecosistema del abandono, la basura acampa en su paisaje y sus atardeceres son sobrecogedores.
Si te quedas en silencio, es posible que emerja una gran ballena. Tan grande como las piedras en las que reposan y descansan.
Y una incipiente Dolce Vita provinciana en el merendero.
Hoy cuentan que allí se refugian cientos, miles, de aves acuáticas, y dicen que a veces, puedes encontrarte ballenas varadas en las piedras dormidas.
Hoy no hay baños, el merendero dibuja un ecosistema del abandono, la basura acampa en su paisaje y sus atardeceres son sobrecogedores.
Si te quedas en silencio, es posible que emerja una gran ballena. Tan grande como las piedras en las que reposan y descansan.
