A menudo vamos a Évora por Sâo Joâo.
Y cuando podemos, en tiempos de los ritos paganos del Solsticio, del Sol, la Tierra, las sombras, la energía, las montañas, los astros, y el equilibrio, recorremos el Crómlech dos Almendres, ese fantástico santuario pagano que ha hecho que más de una vez pongamos camino a la capital del Alentejo.
Y si es sábado, nos metemos bajo los efluvios del Mercado Municipal. El que está al lado del Jardín Público y la célebre Capilla de los Huesos.
El Mercado Municipal de Évora es un símbolo de la economía local y de los buenos productos que por aquí se hacen. Estuvo cerrado durante varios años, pero en abril de 2006 volvió a abrir al público para quedarse.
Y cuando podemos, en tiempos de los ritos paganos del Solsticio, del Sol, la Tierra, las sombras, la energía, las montañas, los astros, y el equilibrio, recorremos el Crómlech dos Almendres, ese fantástico santuario pagano que ha hecho que más de una vez pongamos camino a la capital del Alentejo.
Y si es sábado, nos metemos bajo los efluvios del Mercado Municipal. El que está al lado del Jardín Público y la célebre Capilla de los Huesos.
El Mercado Municipal de Évora es un símbolo de la economía local y de los buenos productos que por aquí se hacen. Estuvo cerrado durante varios años, pero en abril de 2006 volvió a abrir al público para quedarse.