A la entrada de Badajoz, o a la salida, según vayas o vengas de las Vegas o Cáceres, al borde del rio, está La Pesquera, una pequeña Mesopotamia que une el Guadiana y el Gévora.
Un territorio donde conviven en armonía los ríos, el Molino Moscoso, un antiguo molino de harina que surtía a la ciudad, la Fábrica de la Luz, la conocida como Fábrica de los Ayala, que suministraba electricidad hasta la muralla a los pies de la Puerta de Pajaritos, a tan sólo 10 minutos de la luz, y el Canal de los Ayala, el que conducía el agua desde la propia Pesquera hasta la fábrica, pasando por turbinas, generando electricidad para luego devolver el agua al río.
Son principios del siglo XX. Y La Pesquera estaba repleta de vida.
El Molino Moscoso lleva levantado unos 500 años.
Cuentan que es del siglo XVI. Y cuentan que en los antiguos mapas de la ciudad se encuentra este molino harinero. El Molino estuvo activo hasta esos principios, hasta que la Fábrica de la Luz comenzó a dar electricidad y las tahonas dejaron de necesitar sus servicios, para convertirse en almacén.
La Fábrica de la Luz también cerró ya hace años.
Ya poco queda. Muy poco. Pero su memoria es un tesoro. Y la luz ya no hace falta que llegue a lo alto de las murallas desde allá abajo. Atrás quedaron los pilares que sostenían el primer tendido que suministró electricidad a la ciudad.
Detrás, sólo queda la dejadez, el olvido, las crecidas y las plagas invasoras, la de los vándalos y la del camalote.
Fuente: No le digas a mi madre que estoy haciendo fotos.
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Un territorio donde conviven en armonía los ríos, el Molino Moscoso, un antiguo molino de harina que surtía a la ciudad, la Fábrica de la Luz, la conocida como Fábrica de los Ayala, que suministraba electricidad hasta la muralla a los pies de la Puerta de Pajaritos, a tan sólo 10 minutos de la luz, y el Canal de los Ayala, el que conducía el agua desde la propia Pesquera hasta la fábrica, pasando por turbinas, generando electricidad para luego devolver el agua al río.
Son principios del siglo XX. Y La Pesquera estaba repleta de vida.
El Molino Moscoso lleva levantado unos 500 años.
Cuentan que es del siglo XVI. Y cuentan que en los antiguos mapas de la ciudad se encuentra este molino harinero. El Molino estuvo activo hasta esos principios, hasta que la Fábrica de la Luz comenzó a dar electricidad y las tahonas dejaron de necesitar sus servicios, para convertirse en almacén.
La Fábrica de la Luz también cerró ya hace años.
Ya poco queda. Muy poco. Pero su memoria es un tesoro. Y la luz ya no hace falta que llegue a lo alto de las murallas desde allá abajo. Atrás quedaron los pilares que sostenían el primer tendido que suministró electricidad a la ciudad.
Detrás, sólo queda la dejadez, el olvido, las crecidas y las plagas invasoras, la de los vándalos y la del camalote.
Fuente: No le digas a mi madre que estoy haciendo fotos.
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