Nació como barrio a mediados del siglo XIX, gracias al descubrimiento de la fosforita, tras el encuentro fortuito de dos cacereños en el cerro de Cabeza Rubia de una piedra blanca, que no era otra cosa que fosfato de cal.
Recibió el nombre el barrio gracias al político andaluz Segismundo Moret, quien consiguió la llegada del ferrocarril hasta la boca de mina, para poder, de esta forma, distribuir, por toda la geografía, la fosforita, y convertir, lo que primero fue un asentamiento minero, en un pequeño poblado de próspera economía.
Se construyó en 1880 el ferrocarril que unía la ciudad con Lisboa, puerto del que partían los fosfatos a toda Europa.
En los momentos de máximo esplendor se encontraban en su máxima producción las minas de Perla de Cáceres, La Esmeralda, San Salvador, María Estuardo, Abundancia, Labradora, Imposible, Casualidad, Agricultora, San Eugenio, San Salvador, Estrella, Eloísa, Productora, Esperanza y Carvajala. Doce pozos con 119 construcciones anexas.
Con el descubrimiento de los fosfatos en el norte de África, más barato y competitivo por la mano de obra, la actividad minera fue decayendo.
En los años 70 del siglo XX desapareció por completo.
Hoy nos quedan el proyecto del Centro de Interpretación de la Mina, las dos naves para emprendedores, y la romería de Santa Lucía que se celebra en mayo, a pesar de los problemas con los propietarios de los terrenos de la ermita.
Las noches en la sala de fiestas en lo alto del poblado, el Cabaret, el dispensario y la escuela, y el cante de las minas, de eso hablaremos otro día.
De lo complicado que resulta poder ir hoy desde Cáceres a Lisboa en tren, también.
Recibió el nombre el barrio gracias al político andaluz Segismundo Moret, quien consiguió la llegada del ferrocarril hasta la boca de mina, para poder, de esta forma, distribuir, por toda la geografía, la fosforita, y convertir, lo que primero fue un asentamiento minero, en un pequeño poblado de próspera economía.
Se construyó en 1880 el ferrocarril que unía la ciudad con Lisboa, puerto del que partían los fosfatos a toda Europa.
En los momentos de máximo esplendor se encontraban en su máxima producción las minas de Perla de Cáceres, La Esmeralda, San Salvador, María Estuardo, Abundancia, Labradora, Imposible, Casualidad, Agricultora, San Eugenio, San Salvador, Estrella, Eloísa, Productora, Esperanza y Carvajala. Doce pozos con 119 construcciones anexas.
Con el descubrimiento de los fosfatos en el norte de África, más barato y competitivo por la mano de obra, la actividad minera fue decayendo.
En los años 70 del siglo XX desapareció por completo.
Hoy nos quedan el proyecto del Centro de Interpretación de la Mina, las dos naves para emprendedores, y la romería de Santa Lucía que se celebra en mayo, a pesar de los problemas con los propietarios de los terrenos de la ermita.
Las noches en la sala de fiestas en lo alto del poblado, el Cabaret, el dispensario y la escuela, y el cante de las minas, de eso hablaremos otro día.
De lo complicado que resulta poder ir hoy desde Cáceres a Lisboa en tren, también.
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