La Batalla de Medellín



A Medellín hay que ir con la llegada del otoño, cuando en los campos el humo blanco de la quema de rastrojos oscurece el horizonte y lo viste de recuerdos.

No nos gusta el fuego. No nos gusta nada. Y nos duele ver arder los bosques y los campos lusitanos. Pero, al parecer, el ciclo agrario provoca estas imágenes. O al menos eso dicen. 



Desde lo alto de su castillo puedes recorrer con la mirada las llanuras que conducen a Don Benito y a Mengrabril. Y en ellas la columnas de humo te recuerdan que en esos llanos se produjo la Batalla de Medellín. El 29 de marzo de 1809. Las crónicas hablan de más de 10.000 bajas, y unos campos bañados de sangre.

Ganaron los franceses, dicen. Pero el humo que se divisa desde el castillo no distingue banderas ni infanterías. Súbete a las almenas y podrás ver a los jinetes de un lado atacando a los soldados del otro. Aquellos que ves al fondo son los dragones que están cruzando el Guadiana por ese puente que acaba de atravesar una pareja de jóvenes en bañador. En el flanco izquierdo, una pequeña playa y la artillería del Duque de Alburquerque. No huyas, porque el General Cuesta te privará del uso de pistola.




Así lo cuentan las crónicas:

29 marzo de 1809. El general Gregorio de la Cuesta, al mando del Ejército de Extremadura de unos 13.000 infantes, 2.000 jinetes y 30 cañones, expulsó a la guarnición francesa de Almaraz el 29 de enero, tras un reñido combate en el puente de la localidad. El rey José Bonaparte da órdenes al mariscal Víctor que marche contra ellos con el 1º Cuerpo de Ejército francés, de 14.500 infantes, 4.200 jinetes y 48 piezas.

El día 18 de marzo Cuesta ordena a su ejército replegarse. El 27 se les une el Duque de Alburquerque con 4.400 hombres; el mariscal Víctor avanza dividido por Mérida y Medellín, donde el general Cuesta decide marchar al día siguiente para atacarle.

El día 28 de marzo, los 19.400 españoles del general Cuesta forman desde la orilla del río hasta Mengabril. A las 11:00 horas se presenta Víctor con 17.500 soldados, cruzando el Guadiana por el puente de Medellín.




Los jinetes hispanos atacan a la infantería francesa, obligándola a retroceder y formar en cuadros, y así resisten durante horas; en otros puntos se agrupan en líneas cerradas barridas por la artillería. Cuesta ordena que el ala izquierda española avance sobre la derecha francesa para envolverla.

Entonces los dragones franceses al mando de Latour-Maubourg salen a repeler el ataque, ahuyentando a la caballería española del flanco izquierdo, que realiza una de las peores desbandadas conocidas, arrollando a su propia infantería y derribando al propio general Cuesta al suelo, con su Estado Mayor.

La infantería hispana del flanco izquierdo queda expuesta, siendo dispersada y masacrada en el subsiguiente asalto de la caballería francesa, que luego carga contra el centro, hasta batir el ala derecha, donde el Duque de Albuquerque resiste mientras los españoles huyen en desorden; la lucha en sí duró menos de cinco horas.




Los franceses persiguen a los fugitivos sin darles cuartel, quedando los campos llenos de cadáveres. Los españoles sufren más de 10.000 bajas entre muertos y heridos, otros 2.000 caerían prisioneros; los franceses tienen unas 4.000 bajas.

Los supervivientes españoles se reagrupan en Monesterio, y de allí se retiran a Andalucía; el general Cuesta castigará a las unidades que se retiraron, destituyendo a su oficial al mando, y a la tropa privándoles del uso de pistola.






FUENTE: remilitari.com